YETZER HARÁ [יֵצֶר הַרַע] > Inclinación al mal

“Yetzer Hará” se traduce literalmente como “inclinación al mal” o “impulso maligno”.
La palabra Yetzer (יֵצֶר) significa formación, inclinación o impulso, y Hará (הַרַע) significa el mal.
En la tradición hebrea, se refiere al deseo o tendencia natural del ser humano a hacer el mal, a pecar o a actuar movido por el ego, la codicia, la envidia, la lujuria o el orgullo.

Sinónimos o conceptos afines:

  • Inclinación pecaminosa
  • Impulso carnal
  • Naturaleza caída
  • Deseo egoísta
  • Fuerza interior negativa
  • Pecado interior
  • Conflicto interno

“Y vio YHVH que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio (yetzer) de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente al mal.”
Génesis 6:5

Este versículo usa el término yetzer para hablar del impulso continuo hacia el mal antes del diluvio, y es una de las bases para la enseñanza del yetzer hará en la tradición judía.

Importancia espiritual:

El concepto de Yetzer Hará es central en la comprensión del libre albedrío y del conflicto interno espiritual en el judaísmo y en muchas enseñanzas hebreas bíblicas. Se enseña que cada ser humano tiene tanto el yetzer hará (inclinación al mal) como el yetzer hatov (inclinación al bien), y que el alma debe luchar constantemente para escoger el bien, la obediencia, y lo que es correcto delante del Eterno.

Este conflicto se puede ver reflejado también en las cartas del apóstol Pablo, cuando habla de la lucha entre la carne y el espíritu (ver Romanos 7:15-25), y cómo sólo con la ayuda del Espíritu del Eterno podemos vencer el yetzer hará.

El reconocimiento del yetzer hará nos llama a estar alertas, conscientes y disciplinados espiritualmente, sabiendo que la batalla principal no es externa, sino interna. Nos invita a fortalecer nuestra alma mediante la verdad, la obediencia a la Palabra, y la conexión con el Creador.

Oración sugerida:

“Padre eterno, ayúdame a reconocer la voz del Yetzer Hará en mi vida. No permitas que gobierne mi corazón. Límpiame, fortaléceme con tu Espíritu, y enséñame a escoger lo bueno. Que mi alma sea guiada por tu luz y no por mis impulsos. Amén.”